“Francis Bacon”
es el título de la conferencia que dictará el Lic. Pedro Obando el jueves 14 de
febrero a las 18:00 horas en el Centro Cultural Rosacruz, 6ª avenida 7-15 zona
4, interior 3. La admisión es gratuita.
REPORTE DE CESAR CHUPINA SOBRE CHARLA DE PEDRO OBANDO “FRANCIS BACOM”. Detenerse en un personaje tan conocido y su obra, igualmente estudiada en todos los confines del globo, pareciera no tener la más mínima trascendencia si no se trata de un personaje clave en la historia del Rosacrucismo. De hecho reconocido como uno de los emperadores de la entidad. Nada más y nada menos que quien a conocer los primeros manifiestos de la misma.
Además, la aseveración de que fue el autor de las obras de Shakespeare es algo que a cualquier persona culta de cualquier parte del mundo no deja de producirle cierta inquietud. Y si esto fuera poco, los detalles palaciegos de su vida, una vida llena de honores y ascensos y luego de deshonores y degradaciones que indican a cualquiera que se detenga en sus postulados filosóficos qué es lo que realmente importa y qué no cuando debemos compartir lo que llamamos vida material con lo espiritual.
Desde esa perspectiva esta es una de las conferencias más interesantes que yo he podido escuchar en la serie del Proyecto expansión de AMORC. Es obvio que AMORC tiene rasgos baconianos y muchas de sus enseñanzas profundas parte de este interesante autor. Por lo menos una lección es producto de su proyecto filosófico.
LO PERSONAL. Pues ni modo a mí lo que más me toca es lo relacionado con Shakespeare. Sobretodo tras haberme graduado en ENAD donde uno de los genios chapines, especializados en obras clásicas en general y de Shakespeare en particular me dio clases: Don Alfredo Porras Smith, el más aristocrática de los teatrista chapines, eximio actor y director, graduado en la escuela shakesperiana de Estados Unidos y con sobresalientes notas al presentar como trabajo final las escenas fantasmales de Shakespeare.
Cuando se le asignó a Porras la clase de Teoría Dramática (dividida en los tres años como I, II y II) que es una Historia del Teatro superada de acuerdo a lo que según Luiz Tuchàn, su diseñador y creador, debemos saber los teatristas para no ser tan brutos como el resto… la número dos que tocaba el Renacimiento tiene a Shakespeare como uno de sus protagonistas y siendo don Alfredo su exponente número 1 en Guatemala pues le dedicó la mitad del año para fortuna existencial de quien escribe esto. De los privilegios que el Cósmico me tenía reservados según lo he pensado siempre. Como lo fue también cachetear al Grupo de Traidores de la Primera Promoción de mi Academia con la presencia de don Alfredo en su elenco. Pero esto es harina de otro costal.
Desde que Porras estudiaba en USA se especulaba que Shakespeare no escribió sus obras sino fue producto de su academia que bien pudo ser una especie de escuela iniciática a la que Bacom perteneció o con la que se relacionó. Al morir Shakespeare sus alumnos deciden unir los diálogos y empezar a escribirlas porque él sólo daba a sus actores lo que tenían que decir. Y no porque iban a robarle las ideas sino porque ese era su estilo. Entonces se reunieron y allí es donde Sir Francis Bacom pudo poner su sello literario. Es decir, está claro que Shakespeare no escribió en papel por otra parte, Isabel II estaba muy pendiente de sus obras a tal grado que prohibió las escenas iníciales de Macbeth, una verdadera orgia satánica quedando sólo con la entrada de Hécate y el revelador monólogo de Lady. Bacom, por su parte y a decir del mismo Pedro Obando en la charla aquí comentada, prefería estar lo más lejos posible de dicha soberana…
Sin duda el atribuírselas del todo las obras de Shakespeare a Bacom es por el sentido esotérico que tienen muchas de sus escenas, sobre todo las fantasmales, a lo cual, dicho sea de paso Porras Smith nunca le dio importancia porque cuando le comenté una vez sobre el parangón que podría haber entre Macbeth y el Mito de Adán y Eva sencillamente me envió por un tubo de regreso al a compostura que decía tener ante sus disertaciones magistrales. Con el tiempo, analizando las obras de Shakespeare me di cuenta que yo no estaba tan mal y en ese momento Porras estaba en su derecho de no verlo con la óptica mística de su impertinente alumno porque eso en teoría dramática no significa nada.